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Descubre nuestro enfoque para tratar el trastorno obsesivo compulsivo, también denominado por sus siglas: TOC.
El trastorno obsesivo compulsivo (o TOC) es una enfermedad frecuente que ya fue descrita por los psiquiatras del siglo XIX. Los síntomas básicos son los pensamientos obsesivos (invasivas, intrusas, raras, reiterativas, agobiantes para el paciente) que, en general, el enfermo reconoce como enfermizas.
Asimismo en el trastorno obsesivo compulsivo son frecuentes los rituales o compulsiones, de índole diversa (limpieza, comprobaciones, tendencia excesiva al orden, etc.) que el paciente repite reiteradamente, en general, para prevenir que ocurra algún suceso que siente como muy negativo. Aunque el enfermo se resiste a la realización del acto compulsivo no lo consigue. El curso de la enfermedad TOC, que suele iniciarse en la adolescencia, es en general crónico con fluctuaciones, períodos de relativa mejoría y otros de empeoramiento. La suma de mejorías y curaciones se establece alrededor del 60-70% de los casos. Sólo la tercera parte es resistente a la mejoría a largo plazo.
Para muchos, el Trastorno Obsesivo Compulsivo comienza durante la niñez o adolescencia. La mayoría de las personas son diagnosticadas alrededor de los 19 años de edad. Los síntomas del TOC pueden aparecer y desaparecer y mejorar o empeorar en diferentes momentos.
El Trastorno Obsesivo Compulsivo a veces viene de familia, por causas genéticas, pero nadie sabe con seguridad por qué algunas personas lo tienen mientras que otras no. Cuando las sustancias químicas del cerebro no están en un cierto nivel, pueden hacer que una persona tenga Trastorno Obsesivo Compulsivo. Los medicamentos a menudo ayudan a que estas sustancias químicas se mantengan en los niveles correctos.
El síntoma básico del trastorno obsesivo compulsivo son las ideas obsesivas que se caracterizan por su carácter insólito, intruso y parásito, así como por su capacidad de producir malestar y displacer. Son ideas reiterativas, persistentes, y el paciente las reconoce como propias y, por tanto, tiene consciencia de enfermedad. El enfermo se resiste al fenómeno que le genera ansiedad e interfiere en las diferentes actividades de su vida. Esta interferencia es variable, por cuanto algunos pacientes están totalmente afectados y otros conservan cierta adaptación a algunas esferas de su vida (trabajo, etc.).
Las ideas obsesivas pueden manifestarse en forma de impulsos obsesivos (agresivos o sexuales), que en ocasiones surgen en el seno de una idea de contraste (p.ej. el religioso que tiene pensamientos de agresión en lugares sacros); imágenes y representaciones obsesivas (p.ej. no poder desprenderse de la visión horrible de una película); temores obsesivos, ligados generalmente a miedo a la contaminación de gérmenes, a contraer enfermedades o a padecer distorsiones en la imagen del cuerpo (dismorfofobia); ideas obsesivas en torno a temas variados, y dudas que generan las comprobaciones, que se comentan en el apartado de rituales. De hecho, el fenómeno de la duda fue considerado tan importante en siglo XIX que a esta patología los franceses la denominaron folie de doute (locura de la duda).
Los temas concretos de las obsesiones son de índole muy diversa. Los más frecuentes (50%) son de contaminación, en relación con la idea de que el sujeto o la familia están infectados por supuestos gérmenes. Suelen provocar rituales de lavado dirigidos a descontaminarse. Las dudas también son frecuentes (40%). Están referidas a situaciones de seguridad, como si la puerta de casa, la luz, el gas o el coche están bien cerrados. También se extienden a la duda de haber dicho algo inconveniente, u otras más raras, como si al conducir se ha atropellado a alguien al pasar por una sombra. Dudas sobre la existencia de Dios o la posible demencia de los padres pueden torturar al paciente. Más raros son los temas en torno a la necesidad de simetría (20-30%), que generan conductas de ordenamiento y pulcritud obsesiva. El temor a dañarse con objetos punzantes o de dañar a alguien querido (fobias de impulsión) también es posible. Menos frecuentes son los temas relacionados con la sexualidad (dudas acerca de una posible homosexualidad), lo religioso (¿Dios existe?, ¿estoy en pecado?, ¿debo rezar constantemente?) o el paso del tiempo, rara obsesión en torno al pensamiento constante sobre el inexorable transcurrir del tiempo. La aritmomanía es otra obsesión curiosa en relación con procesos matemáticos, que a veces provoca alambicadas operaciones dirigidas a tranquilizarse, evitar malos presagios, etc. La aritmomanía dirigida a la suma de los números de las matrículas de los coches no es infrecuente.
El tratamiento es la combinación de farmacología y terapia de conducta. Un 5-10% de casos son extremadamente graves y resistentes a los anteriores tratamientos, y puede llegar a ser invalidantes. En estos casos puede estar indicada la psicocirugía y/o la estimulación cerebral profunda.
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Dr. Francisco Toledo Romero
Psiquiatra y Director de Psicoclínica Murcia
Num. col. 3004323
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